Bonito o atún embotado
Cortamos la cabeza del el bonito o el atún limpiamos de sangre coagulada y tripas bajo el chorro del agua del grifo. Separamos la ventresca y cortamos el bonito o atún en rodajas de unos 15 cm. de grosor.
Ponemos una olla grande con agua al fuego y un puñado de sal gorda pimienta en grano y unas ramas de perejil para que el pescado coja su punto de salazón tiene que tener unos 30 o 40 gramos de sal por litro de agua.
Cuando el agua empieza e hervir metemos las tajadas del pescado sin que se monten unas encima de otras. La ventresca la ponemos en la superficie con la piel hacia arriba pues es la que ante se hace.
Conforme se van haciendo las tajadas que deben de quedar cocidas pero no resecas, las vamos colocando en un escurridor sobre un trapo bien seco para que escurro bien el caldo. Por un lado los lomos y por otro la ventresca dejando que se enfríen total mente.
Quitamos cuidadosa mente las espinas de todas las tajadas las pieles y de mas impurezas dejando en trozos lo mas grandes posibles siempre que entren en los tarros.
Colocamos unos 5 cm. de aceite en el fondo de los tarros y vamos llenando los tarros ordenada mente sen llenar del todo dejamos unos 4 cm por debajo del gollete para que nos quede bien cubierto de aceite.
Añadimos a los tarros el aceite de oliva hasta que queden bien llenos y dejamos reposar en nevera unas 12 horas para que el pescado absorba el aceite que necesite.
Pasado este tiempo volvemos a añadir el aceite a los tarros hasta que estén bien llenos al ras.
Cerramos los tarros y los colocamos en el interior de una gran olla en cuyo fondo pondremos un trapo para que no exista contacto entre la base del tarro y de el fondo de la olla.
Cubrimos los tarros con agua al menos 4 dedos por encima y ponemos a fuego medio, contando
1 1 /2 desde que empieza a hervir muy despacio para que los tarros no choquen y se rompan.
Pasado este tiempo sacamos los tarros y los colocamos en una mesa a temperatura de la cocina.
Ya fríos los almacenamos en lugar oscuro y fresco comenzaremos a consumir pasados seis meses.
Cuanto mas paciencia se tenga mas mejora la conserva vale la pena la espera.
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